Cuba: La cárcel “socialista” más grande, más injusta y más terrible del mundo.



La dictadura castro-curiel ha sido, durante estos más de sesenta y dos larguísimos años de dominio esclavista sobre los seres cubanos, muy habilidosa a la hora de enjuiciar a quienes se les oponen, o disienten, fabricándoles “causas” o delitos comunes para no aceptar, ante la opinión pública nacional e internacional, que en Cuba yacen en las cárceles del “socialismo de los humildes” miles de cubanos por pensar, manifestarse, criticar o, sencillamente, no estar de acuerdo con un régimen que nos prometió el paraíso, con manzana incluida, y solo nos trajo un infierno donde hasta la pura mierda es “repartida” a través de una grosera libreta de racionamiento.
Durante estas más de seis décadas de dictadura del proletariado, o del proletariado en dictadura, para hablar con propiedad, las cárceles en Cuba se han multiplicado, incluso más que los hospitales, algo increíble en un sistema que dice ser “humanista”, porque la actividad delictiva se ha disparado estratosféricamente por causa de un régimen totalitario que lo controla todo, lo restringe todo, lo penaliza todo, lo censura todo, lo manipula todo y lo reprime todo, absolutamente todo, hasta: “permiso para ir al baño, compañero…”.
Desde el mismitico 1 de Enero de 1959 el presidio político en Cuba se hizo presente cuando se suponía que el pueblo había apoyado a la “revolución” de fidel castro para, entre otras cosas, acabar con la injusticia de que hombres y mujeres se vieran privados de su libertad por oponerse a las políticas, dictámenes, regulaciones o leyes dictadas por el gobierno de turno.
Pero, paradójicamente, esa revolución del picadillo, ahora de los curieles, que tan “justa” nos hizo creer que era, se hizo ilegalmente con el poder en nuestro país y nos vendió carísimo su falso sentido de justicia a la vez que lo vociferaba a los cuatro vientos por televisión, cine, prensa escrita, de boca en boca y de “cuadra por cuadra, cuadra por barrio, barrio por pueblo
a la vanguardia va el Comité…”..
Triste y vergonzoso pero cierto.
En Cuba nadie se salva de “pecar”, ni siquiera el más “chiquitico” de los pecados, pues resulta imposible vivir “ajustados” a las “leyes” revolucionarias ya que para lograr sobrevivir al hambre en una sociedad donde dominan el racionamiento, los bajísimos salarios, el desabastecimiento, esta miserable vida que nos tocó, los bombillos fundidos, un aguacate a sesenta pesos, los zapatos del niño pa’ la escuela están rotos o la medicina del abuelo para que no se le olvide que por defender a fidel estamos como estamos, los seres cubanos tenemos que “saltar” constantemente la línea de lo “prohibido” pues en Cuba, quien pretenda vivir dentro de los límites “establecidos” por la dictadura castrista, se muere de inanición, de dolor, de fiebre, de desesperación, de soledad y de locura.
Y es que justamente nosotros, con el castrismo y los castristas, nos convertimos en eso, en un país miserable donde todo está “revuelto”, donde predominan la corrupción, el desorden, la confusión y la teoría del caos, es decir, un país que fue la maravilla del Caribe es hoy una letrina socialista en la que luchan por sobrevivir, salvarse y respirar, millones de seres cubanos.
Y en medio de ese caos, única opción que ofrece el régimen comunista, muchos hombres y mujeres dignos, valientes, admirables y envidiables, con genitales gigantescos, profundo sentido de amor a la Patria, a la justicia y a la libertad, han decidido romper la inercia que tenemos la mayoría y se enfrentan abiertamente, en protestas pacíficas, en combate desigual, en actos de desobediencia civil, en marchas verdaderamente humanistas y en protestas enérgicas y cívicas, a una tiranía que no escatima recursos, logística, personal inhumano, esbirros y cuanta mierda tenga a su alcance para reprimir, para matar, para doblegar o para intentar silenciar a estos patriotas que, totalmente indefensos ante el poder de la maquinaria más sangrienta de la historia, nada pueden pues el grado de indefensión que padecen es absolutamente descomunal.
No voy a mencionar nombres pues sería muy injusto olvidar a uno solo de tantos cubanos que yacen hoy, o lo hicieron durante esta amarga noche de más de sesenta y dos larguísimos años, en las mazmorras frías y húmedas de ese régimen genocida.
Tampoco olvidar a los miles de fusilados, asesinados, desaparecidos, torturados y muertos en vida por el castrismo, mucho menos a quienes hicieron y hacen lo que yo no hice y que sufren las consecuencias sobre sus cuerpos, sus almas, sus familias y sus sueños para que todos los cubanos tengamos un país donde la justicia, la decencia y el buen juicio, vean la luz con larga vida.
¡LIBERTAD PARA TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA…!
Ricardo Santiago.



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