Cuba más que un Estado fallido es un Estado de terror, de pánico y de absurdos.



Yo siempre digo que, lo más peligroso que tiene la dictadura castrista, es su capacidad para “flotar” aun teniendo la caca al cuello y, a ojos vistas, se hunda en el pestilente estercolero que ellos mismos crearon.
En eso fidel castro fue un verdadero maestro, un maldito iluminado, un apaga, recoge y vámonos que convertía cada uno de sus disparates, de sus sonados fracasos, de sus asquerosas pajas mentales, en un “logro” de la revolución y en una “derrota” para el imperialismo yanqui.
Así crecimos y nos formamos los seres cubanos, nos hicimos hombres mirando cómo un país era capaz de sostenerse, día tras día y año tras año, sin producir lo más mínimo, sin crear valores, sin fomentar una estrategia que nos permitiera avanzar o, sencillamente, sin querer utilizar el talento natural de una nación pródiga en cerebros bien dotados y almas muy emprendedoras.
Cuba, con la revolución de los apagones, se convirtió en un estado absurdamente dependiente. La próspera economía cubana fue borrada de un plumazo, mejor dicho, de un “castrazo”, para dar paso a una economía subsidiada pues el país dejó de producir, de fabricar y de crear gracias a unas “ideas” fantasmagóricas que, fidel castro, con esa cara tan dura, con esos aires de “científico” sabelotodo, impulsó hasta hundirnos en improductivos proyectos económicos, irracionales programas “sociales”, desgastantes planes de la calle, perdón, “estratégicos” y papelazos “mundiales” que, Dios nos agarre confesados, aun hoy son el hazmerreir de las personas con sentido común en este mundo.
Son muchas, innumerables, extensas, pila, burujón, puña’o, las barbaridades a las que nos arrastró ese imbécil, con ínfulas de comandante en jefe, y que todas terminaron en fracasos, en verdaderos desastres que, si los castristas tuvieran un mínimo de decencia, andarían, el resto de sus vidas, con sus cabezas metidas dentro del mismo cubo en que les reparten la “merienda”.
Y es que desde aceptar que los soviéticos instalaran en territorio nacional los cohetes con ojivas nucleares, alardear de que Cuba es un país libre de analfabetismo porque masificaron la lectura y la escritura, la mal llamada “nacionalización” de las propiedades que no fue más que robárselas a sus legítimos dueños, pasar a manos de “administradores” revolucionarios el “control” de la industria nacional, la designación de “personal confiable” en los cargos de dirección sin importar la preparación de los mismos, la Zafra de 1970, los planes agropecuarios, las guerras “internacionalistas, las intervenciones en los asuntos de otros Estados, el odio visceral a los Estados Unidos, la batalla de ideas, la revolución energética y hasta las últimas declaraciones del Canciller de la bobería, todo, absolutamente todo en la historia del castrismo, es pura bazofia y puro disparate.
Pero, bien, por desgracia, la realidad más real es que el castrismo renace y se reinventa de cada uno de esos desatinos y no tiene escrúpulos para cometer el siguiente, cuando la lógica humana indica que se hunde en su propia mierda esos herejes sociales florecen con mayor ímpetu. Así llevan más de sesenta y tres larguísimos años sujetándose de la misma “tablita” porque saben que el pueblo cubano, adoctrinado a más no poder, les aplaudirá cualquier “chistecito” y asistirá “feliz” a desfilar, frente a la imagen del Apóstol, cada vez que a esa banda de forajidos les convenga disparar la adrenalina revolucionaria.
La maldita revolución de fidel castro, y es mi juicio, ha estado herida de muerte desde el mismísimo 1 de Enero de 1959. Solo la manipulación endemoniada, la tergiversación de la verdad, la mentira sostenida, la implantación de un Estado de terror y una doctrina impuesta a punta de bayonetas, le permitió, y le permite al castrismo, no ahogarse en el mar de porquerías en que han convertido la vida en Cuba y la existencia de los seres cubanos.
Pero esa herida es ahora muy peligrosa. Los originales creadores del régimen demencial castro-comunista o están muertos o son unos ancianos “tirando” con el casco y la mala idea. Ni el mismísimo raúl castro está ya para “inventar” lo inventado y solo es una estatua de espanto ayudando a consolidar en el poder la “sangre nueva” que, según ellos, viene a “salvar” la revolución y al socialismo de nosotros los contrarrevolucionarios, los apátridas, los indeseables y los pin, pon fuera…
El castrismo, para no joderse, se transformará, cambiará de careta cuantas veces sea necesario y hará hasta lo imposible para mantenerse explotando a los seres cubanos con el mismo cuentecito, con el que llevan más de sesenta y tres larguísimos años, de “Juan sin nada y hoy Juan con todo…”.
Ricardo Santiago.



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