¡Increíble, en medio del desastre, muchos cubanos defienden esa maldita esclavitud!



Hace unos días, por el “cumpleaños” del cambolo de Santa Ifigenia, fidel castro, la televisión castrista salió a las calles a “recoger” las impresiones de los transeúntes y, entre muchos que no se midieron alabando al “gran dictador”, como era de esperar, me llamó poderosamente la atención las palabras de una Doctora que dijo algo que me sonó a un chiste de muñequitos rusos, a frase sacada del libro “Los poetas clásicos del Partido”, a disco rayado con discursos de la década de los sesentas o a perorata instigadora para iniciar el “trabajo voluntario” un domingo por la mañana…, y cito textualmente: “Gracias a fidel, nuestro comandante, los cubanos podemos disfrutar la revolución que hoy tenemos”.
Yo debo ser extremadamente contrarrevolucionario, anticastrista, antifidelista y antinarcóticos, pero esto a mi me suena a disparate de los más sonados, a acupuntura con tornillos, a yo adoro las cadenas de la esclavitud, a me gusta el cepo y la tortura o a aquí estamos todos locos, locos de remate.
Para empezar “disfrutar”, en Cuba, es una acción que le está vedada a todos los cubanos de infantería porque, y que alguien se atreva a desmentirme sin caer en la babosería, la doble moral, el oportunismo, la medallita de vanguardia nacional y la falta de respeto: ¿De qué carajo podemos deleitarnos, regocijarnos o festejar, los seres cubanos, con esa maldita revolución del picadillo?
Dice mi amiga la cínica que a esa pobre infeliz no le quedó más remedio que decir tal abominación porque de no ser así la botan del trabajo o no la dejan salir a cumplir misión y se le acaba la “búsqueda” de los “fulitas”.
Yo digo que los seres cubanos siempre tenemos otras opciones antes de hablar sandeces o hacer el ridículo.
Pero, bien, resulta bochornoso cómo vivir bajo tamaña dictadura, bajo su ideología, su racionamiento físico y mental, bajo la represión a las ideas, victimas del adoctrinamiento, tomando café con exceso de chicharos y los para decir el lema compañeros, uno, dos y tres…, nos han limitado tanto, pero tanto, la capacidad de razonar, que salimos por el mundo a hablar babosadas, a repetir frases preconcebidas, oraciones sin sentido y una sarta de estupideces sólo para mantener un status que se acerca más a la esclavitud que a los derechos de los “mulatos” libres.
Y es que la dictadura castro-comunista ha provocado que el cubano, en su inmensa mayoría, hable más aterrorizado que con libertad para expresar sus verdaderos sentimientos, más calculando las palabras para no comprometerse que para aliviarse emocionalmente de las realidades que nos humillan, más cuidándose de ser “malinterpretado” que comprendido porque, sencillamente, las pasiones, las verdades y las opiniones, deben ser enmascarados para que “el peso de la ley” no caiga sobre nosotros y nos despoje de la poquísima mierda que aun podamos tener.
Yo digo que un país solo puede ser disfrutado por quienes lo habitan cuando el gobierno que tiene, sea cual sea, es elegido por sus ciudadanos libremente, es decir, libres para expresar lo que sentimos, pensamos, queremos y necesitamos, sin temor a ser reprimidos, hostigados, encarcelados, desaparecidos o fusilados.
Pero, regresando a la concreta dictatorial castrista, no creo que exista nada en Cuba, absolutamente nada, engendrado por esa maldita asonada terrorista, que pueda ser “disfrutado” por el cubano de pueblo, el cubano humilde o el cubano explotado.
Muchos de mis adversarios del 26 de Julio, de yo soy continuidad, de márcame en la cola del picadillo, de la criminal banda de ciber-guerrilleros del castrismo y de los adulones de la revolución del picadillo que viven en el exilio, me acusan de ser un anticastrista radical. Y les doy toda la razón, e insisto, un país no se puede “gozar” cuando usted no tiene libertad para elegir su filiación política, su sistema educacional, su individualidad, su Congreso, su Presidente y su forma de vida.
Un país no puede ser “saboreado” cuando prima la escasez, el abandono, la miseria, el racionamiento infinito, los derrumbes, el adulterio ideológico, la violencia, el odio, la división, la envidia, las delaciones oportunistas, cuando hay que escoger el arroz para sacarle los gorgojos, la pobreza extrema, las condiciones de vida infrahumanas, las guaguas que no paran, el diluvio universal politiquero, las papas podridas, los baños tupidos y una dictadura descomunal sentada apacible y eternamente en el tibor del socialismo.
Para terminar quiero dejar bien clara mi idea, un país que vive oprimido por una dictadura no se disfruta, todo lo contrario, se sufre, se padece y se nos atraganta en…
Ricardo Santiago.



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