…por nuestra cobardía, digo, por nuestro “patriotismo”…



Bueno, que engañen a quienes quieran ser estafados, manoseados, baboseados y traicionados, eso nadie lo puede evitar, al final cada loco con su tema y aquello, si les gusta, que se lo hagan un tambor, pero, que a más de sesenta y tres larguísimos años de vivir una vida miserable, de oír que la revolución lo hace todo a favor del pueblo, que los malos, los malísimos, son los del “bloqueo”, que mañana recogerán la basura de la esquina porque la peste no hay quien la aguante, que el tibor del socialismo es campeón en la producción de “palitroques” y que fidel aprieta, que a Cuba se respeta…, y los cubanos marchando hacia un ideal con los zapatos rotos, las medias desbemba’, los calzoncillos sin elásticos, un sudor y una peste a grajo que parten el alma, las tripas chillando de descaradas que son porque según los comunistas nosotros no tenemos hambre, ni el pelo liso, aplasta’o, la angustia en el alma y la moral tan alta como el Turquino porque nadie la ve, la siente, este hp está presente…
Yo digo que hay que ser muy sinvergüenza para que, aun con tantas verdades que los desmienten, los castristas insistan en la maloliente idea, con el infeccioso pensamiento, con la libretica pa’ apuntar a los que se portan mal, con la lista de los no confiables, con el se puede y el no se puede, con tres libritas de arroz “adicionales” y con el estrafalario, absurdo y asqueroso cuento, de que los seres cubanos aman a su comandante muerto, muertecito, somos felices viviendo ese socialismo de arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan, y nos vamos cantando y abrazados como hermanos para la cola del cuartico de pollo por persona…, ¡corran que vino con faltante y quien no agarre ahora se queda pa’ la segunda vuelta…!
¡Coño…, por poco me ahogo…!
Pero, bien, yo soy del criterio de que el castrismo, la dictadura castro-comunista, la tirania totalitaria, el régimen de los hermanos tibor, o como quiera que se llame esa porquería, está basada, sustentada y construida, sobre una gran mentira, una “magistral” envolvencia o una perfecta estafa tan, pero tan bien hilvanada, que millones de seres cubanos y otros seres humanos nos la tragamos a pasito de conga y a buchito de agua.
Dice mi amiga la cínica que la culpa la tuvo el primer cubano que aplaudió y le rió la “gracia” a la hiena de Birán, que los historiadores debían buscar al desgraciado, publicar su foto con nombre y apellidos, para que el mundo vea al imbécil que, por culpa de su guataconería, dio origen a las desgracias que sufren hoy una nación y su pueblo.
Porque, lo cierto es que, después del primer aplauso y del primer “guiñaito” de ojos que le tiraron a la bestia, se sucedieron miles de miles de sonrisitas cómplices y los cubanos entramos en catarsis desenfrenada aplaudiendo, vitoreando y secundando, cuantas sandeces salían de aquel traicionero cerebro, lo upamos sobre nuestros hombros y le entregamos hasta el último rincón de la Patria para que el tipejo, con esa soberbia condición de Rey Midas, perdón, de rey de la letrina que tenía, lo convirtiera todo en mierda y nos hundiera en el más grande estercolero que un dictador, de cualquier mano, pudo “construir” en esta historia y en tres más pa’llá.
Fracaso tras fracaso, idiotez tras idiotez, absurdo tras absurdo, prohibiciones tras prohibiciones, menea la cinturita campeón, fusilamiento tras fusilamiento, corrupción tras corrupción, el que ají come es porque ají pica, adoctrinamiento tras adoctrinamiento, chantaje tras chantaje, racionamiento tras racionamiento, camina como Chencha, extorción tras extorción, promesa tras promesa e “internacionalismo” tras “internacionalismo”, fue como de verdad se construyó la imagen de una falsa revolución y la de su líder, que ambos tenían cualquier cosa menos ser humanistas, solidarios, decentes, altruistas y proletarios, y que sí le costaron la mar de muertos a los cubanos y una resequedad emocional de la que no creo nos recuperemos jamás.
Y yo le grito, con todas mis fuerzas, a los castristas que por obligación militante me leen: Los cubanos no somos tontos, los seres cubanos hace mucho tiempo sabemos la verdadera naturaleza de esa maldita revolución, de qué están hecho en realidad sus “dirigentes”, qué significa ese socialismo de tempestades y que por mucho que persistan en la panfletaria doctrina de que con la revolución todo, contra la revolución nada, el pueblo ya no aguanta más y solo necesita una chispa, una mínima chispa, pa’ revertir para siempre la oprobiosa sentencia castrista de pollo por pescado, así de simple…
Ricardo Santiago.



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