La “libertad y la democracia” en Cuba, la mentira que aun se tragan muchísimos cubanos.



Una preguntica: ¿Alguien se ha fijado que los castro-comunistas son los sujetos que más hablan de libertad y democracia?
Si nosotros sumamos la cantidad de veces que oímos alardear a fidel castro, a sus oradores del revoltillo marxista-leninista y a sus tracatanes de la revolución del picadillo, que Cuba es un país libre y democrático, “el más libre y democrático del mundo”, los seres cubanos tendríamos hoy tanta libertad para expresarnos que al General de la pamela ya le habríamos metido un tremendo bofetón por ladrón, asesino y sinvergüenza, sus hijos de paticas pa’ la agricultura por vividores y descara’os, díaz canel estaría de primera figura en el Guiñol Nacional por títere, monigote y se me cae la trusa y en Cuba tendríamos tanta democracia, pero tanta democracia, que se podría “comprar” por la libre, valga la redundancia, y no por la libreta de racionamiento a un buchito por cabeza.
Hablando como los locos, una de las primeras acciones que debemos acometer los cubanos, cuando extirpemos de nuestra Patria esa vulgaridad demagoga, criminal y asesina de “por los humildes y para los humildes”, es sustituir la libreta de racionamiento fidelista por un “blog” de RAZONAMIENTO HUMANISTA, es decir, un cuaderno inteligente y martiano que nos enseñe a todos los cubanos a sacarnos el puñetero castrista “que llevamos dentro”.
En realidad este es un tema muy complejo que tenemos que discutir más adelante pero que hoy voy a sintetizar en la idea de que los cubanos, todos, debemos aprender a razonar, ser tolerantes, respetar el criterio ajeno, escuchar con tranquilidad a nuestros interlocutores, discutir con argumentos reales, apoyarnos con respeto los unos a los otros, venerar a nuestra Cuba como Patria, como nación y no comer tanta mierda suspirando por caudillos, adorando líderes, arrastrándonos detrás de oportunistas, queriendo siempre acceder a la tajada más grande del pastel e imponer a la cañona nuestros intereses personales.
Pero, en fin, regresando al tema principal, a mi no me gusta adjetivar al castrismo con el término cinismo porque me da la impresión de estar traicionando a mi amiga la cínica pues, como ella misma me dice, los calificativos a esa patraña diabólica “del ser social y la conciencia social” trascienden las malas palabras conocidas en cualquier idioma, incluyendo las “lenguas muertas”, y la mejor colección de ofensas que el “esperanto” universal nos puede aportar.
Yo siempre he dicho que una de las principales estrategias del Drácula de Birán, ¿era de Transilvania o de Birán?, y de sus vampiritos comparseros chupa-migajas, fue el sobredimensionamiento y la falsa propaganda de que esa maldita revolución había “triunfado” para devolver a Cuba y a los cubanos la libertad y la democracia.
Como nadie en este mundo el castrismo, sus “dominatrices” y sus ideólogos manipuladores, se han dedicado a la enorme misión “secreta” de repetir y vociferar, donde quiera que han podido, hasta en la mismísima Conchinchina, que en Cuba nosotros tenemos la mejor democracia del mundo y que los cubanos somos muy libres “para esto y para lo otro”, pero que por culpa del “bloqueo” imperialista no hemos podido gozar de nuestra libertad para andar por la calle en “calzoncillos”, por aquello del calor tropical, y de la falta de elásticos, porque nos hemos pasado la vida, en estos últimos más de sesenta larguísimos y podridos años, haciendo colas interminables para adquirir estupideces, en reuniones “sindicalistas” para ver quién la tiene más grande, digo, más méritos revolucionarios, en cómo arreglar el techo de nuestras casas que nos va a caer encima, en “trabajos voluntarios” que no resuelven ningún problema, en chivatearnos y vigilarlos los unos a los otros, en pugilatear un plato de comida para nuestros hijos y en formarle un escándalo a la Gallega porque esta vez se le fue la mano con el rojo aseptil de sus durofríos de “fresa”.
La libertad y la democracia en Cuba solo existen en la casa de los castro donde llegan los camiones de “pan sin pasta” y de cuantas ricuras y sabrosuras un ser humano puede desear.
La dictadura castrista es sinónimo de esclavitud, grilletes físicos y mentales, represión, abusos, unipartidismo, delincuencia y terrorismo ejercidos por el Estado, corrupción oficialista generalizada, doble y triple moral, totalitarismo, nepotismo, tiranía fascista, absolutismo, caudillismo, “crimen y castigo”, todo, absolutamente todo, menos que los cubanos tengamos libertad o un gobierno realmente democrático, con un Congreso “pluripensante”, que no levante la mano por unanimidad para legislar cualquier tontería y sí para aprobar leyes y resoluciones que le hagan la vida mejor, más libre y democrática, al pueblo de Cuba, así de simple…
Ricardo Santiago.



Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »